Language: Español

La polarización no es un problema cualquiera, es un híper-problema — esa categoría especial de problemas que, cuando existe, obstaculiza la capacidad de una sociedad o sistema político de resolver casi cualquier otro tipo de problema.

En “Diez ideas para superar la polarización”, Mark Freeman, Fundador y Director Ejecutivo del IFIT, y Hilary Pennington, Vicepresidenta Ejecutiva de Programas de la Fundación Ford, proponen diez formas prácticas para prevenir o reducir la polarización basadas en experiencias de lugares como Irlanda del Norte, Kenia, Túnez y Colombia.

Traducción de la versión original en inglés

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María José Antivar es una pasante del Instituto para las Transiciones Integrales (IFIT) en Bogotá, Colombia.

Antes de unirse a IFIT trabajó en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en el macro caso 10 (crímenes no amnistíables cometidos por las extintas FARC-EP en el marco del conflicto armado colombiano), específicamente en el eje de víctimas.

Actualmente se encuentra en proceso de grado de Relaciones Internacionales y Ciencia Política y Gobierno en la Universidad del Rosario. Sus áreas de interés son los derechos humanos, justicia transicional y construcción de paz.

Idiomas de trabajo: español e inglés

Existen muchos principios y directrices nacionales, regionales e internacionales sobre la selección y el nombramiento de jueces y magistrados. Sin embargo, no existen principios adaptados a la función y a las características únicas de los tribunales de última instancia que puedan adecuarse a las condiciones singulares de los diversos contextos de países o regiones.

Para abordar esta cuestión, el Instituto para las Transiciones Integrales (IFIT, por sus siglas en inglés), junto con Constitutional Transitions y un Panel asesor de alto nivel compuesto por reconocidos jueces y otros juristas de distintos sistemas legales, lanzaron en 2021 una Iniciativa sobre el Nombramiento de Magistrados de Tribunales de Última Instancia. Las Directrices Globales de Constitution Hill para el Nombramiento de Magistrados de Tribunales de Última Instancia marcan el resultado final.

Las directrices son totalmente originales pero derivan de distintas fuentes, las cuales incluyen: (i) un estudio detallado sobre los principios internacionales y regionales existentes en materia de nombramientos judiciales e independencia judicial, realizado por IFIT; (ii) una encuesta amplia sobre estándares nacionales; (iii) entrevistas exhaustivas a miembros del Panel asesor de alto nivel y a jueces y otros juristas de todo el mundo; y (iv) el trabajo inicial realizado por IFIT en la región del sur de África, lugar donde se originó esta iniciativa con el apoyo del grupo de expertos de Zimbabue de IFIT.

A partir de julio de 2023, un primer borrador de las directrices se sometió a un proceso de consultas con expertos de más de cien instituciones, asociaciones y redes judiciales y legales reconocidas, tanto internacionales como regionales. A principios de 2024, una versión actualizada de las directrices fue objeto de una segunda fase de consultas y comentarios internacionales. Esta segunda fase culminó con una cumbre de jueces y otros juristas expertos de alto nivel que tuvo lugar en mayo de 2024 en el recinto de Constitution Hill, en Johannesburgo, Sudáfrica.

Traducción de la versión original en inglés

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Daniel es Investigador Asociado en el Instituto para las Transiciones Integrales (IFIT), donde coordina a nivel nacional el Fondo de Capital Humano (FCH) y hace parte de la Iniciativa Global de Polarización y narrativas. 

Antes de trabajar en IFIT, Daniel se desempeñó como Estratega de Conflictos en el equipo del experto en negociación William Ury, donde apoyó esfuerzos de diplomacia y mediación internacional en los conflictos de Rusia-Ucrania, Israel-Palestina, Colombia y Venezuela. Asimismo, fue parte de la Consejería Presidencial para las Comunicaciones durante el proceso de paz de 2016, asesor del ex-vicepresidente de Colombia y ex-jefe negociador, Humberto de la Calle, en su campaña presidencial de 2018  e investigador de la Fundación Ideas para la Paz y la Universidad de los Andes, donde trabajó el tema de empresas y paz.

Daniel es politólogo y mediador certificado en Nueva York, con Maestrías en Construcción de Paz de la Universidad de los Andes y Negociación y Resolución de Conflictos de la Universidad de Columbia. Es profesor de Resolución de Conflictos Internacionales en la Universidad Externado de Colombia.

Idiomas de trabajo: Español e Inglés.

“La construcción de paz horizontal” es un concepto práctico construido a partir de las experiencias del Fondo Territorial de Capital Humano (FTCH) de IFIT en Colombia.

Surge como respuesta a una falta de profundización de la noción horizontal de la construcción de paz y a la prevalencia de una mirada vertical ej.: “élites – comunidades” y/o “centro – periferia”.

Si bien este enfoque es común en el campo de la construcción de paz, pasa por alto esta noción horizontal que logra integrar aquellos diálogos e intercambios entre diferentes actores e iniciativas de construcción de paz y la puesta en marcha de acciones, agendas y esfuerzos unificados desde diferentes lugares.

Además, la paz horizontal genera – en lo cotidiano – redes de relacionamiento entre diversos constructores de paz de nivel intermedio y potencia el trabajo conjunto.

El identificador DOI para esta publicación es: https://doi.org/10.5281/zenodo.13736691

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Camilo Torres Casanova es Investigador en el Instituto para las Transiciones Integradas (IFIT), con sede en Bogotá. Sus áreas de interés incluyen la seguridad internacional, la defensa de los derechos humanos, el mantenimiento de la paz, los conflictos armados, la democracia y el autoritarismo.

Antes de incorporarse al IFIT, Camilo trabajó en división de las Américas de Human Rights Watch; en asuntos de reforma y gobernanza del sector de la seguridad en África y las Américas en el Departamento de Operaciones de Paz de las Naciones Unidas; y en seguridad y diplomacia transatlántica en el Center for European Policy Analysis. Camilo también trabajó en proyectos relacionados con la implementación de los Acuerdos de Paz de Colombia de 2016, los derechos de las víctimas y la justicia transicional en Colombia y América Latina.

Camilo es Abogado con opción en Estudios Internacionales de la Universidad de los Andes (Bogotá, Colombia). También tiene un Máster en Seguridad Internacional con especialización en Europa y Rusia de Paris School of International Affairs (Sciences Po Paris), y un LLM en Seguridad National con certificado en Derechos Humanos de la Universidad de Georgetown (Washington D.C.).

Idiomas de trabajo: Inglés, español, francés e italiano.

¿Cómo se desinfla la polarización? ¿Qué voces deberíamos escuchar para bajarle el volumen al ruido, para desactivar las explosivas tensiones a las que parece conducir el desencuentro político? ¿Deberíamos dialogar con grupos criminales para buscar la paz? ¿Quién es un interlocutor válido en una conversación? ¿Cuánto tiempo debemos destinar a una negociación para que no se alargue eternamente sin llegar a ningún lado?

En un mundo cada vez más políticamente fracturado, la periodista Gabriela Warkentin conversa con Mark Freeman, fundador y director ejecutivo de IFIT (Institute for Integrated Transitions).

Mark Freeman es el fundador y director ejecutivo de IFIT, un centro internacional de pensamiento y acción que trabaja en temas de paz, diálogo y polarización. Como parte de su trabajo y de la Iniciativa Global de Polarización, que impulsa con la Fundación Ford para promover un mayor entendimiento de las causas, consecuencias y soluciones a la creciente polarización en sociedades democráticas y no democráticas, Freeman escribió un paper que resalta la necesidad de que haya un mayor consenso sobre este “hiperproblema” y sugiere algunas soluciones.

Como parte del Acuerdo para los próximos 15 años, que es la iniciativa con la que La Silla quiere celebrar sus 15 años de existencia, entrevistamos a Freeman sobre su propuesta, conscientes de que en Colombia es imposible lograr cualquier acuerdo significativo sobre temas estructurales mientras no seamos capaces de escucharnos con curiosidad entre los grupos políticos enfrentados.

Juanita León es directora, fundadora y dueña mayoritaria de La Silla Vacía.

Esta es la entrevista editada para mayor claridad.

LSV: Arranquemos con su definición de polarización. Usted dice que el problema comienza con las ambigüedades que existen alrededor del mismo término.

Mark Freeman – La polarización yo la entiendo como una división o conflicto entre grandes bloques de una sociedad o sistema político y que se caracteriza por la radicalización de visiones y creencias en dos polos distantes y antagónicos. Es una división que se percibe como una amenaza para la sociedad o para el sistema político. 

Debe existir cierta simetría de poder o de recursos entre los polos.  Si la gran mayoría de las personas están en el medio y los polos son realmente marginales, entonces eso no afecta a la sociedad y no hablaría de polarización.  Esta existe cuando existe una escala y hay cierta simetría.

Usted define la polarización como un hiperproblema. ¿Por qué?

MF- Un hiperproblema es un tipo de problema que dificulta la posibilidad de solucionar cualquier otro problema. La polarización es un hiperproblema porque tiene ese efecto. Tú antes mencionabas los temas que pueden entrar dentro de un Acuerdo, y en realidad no puedes avanzar en nada si no hay una capacidad de escucha entre grupos.

Algunas personas piensan que el conflicto entre dos visiones en la sociedad es normal. Y que sofocar la discusión con el argumento de la polarización evita dar ese debate sobre temas más profundos. ¿Cuál es su posición frente a eso?

MF – Para mí la palabra polarización no aplica si sólo hay diferencias de opinión y debates intensos pero en los cuales los lados o los polos o los grupos están escuchando,  están abiertos a otras ideas. Tiene que haber una radicalización en las ideas, hasta el punto de que se sataniza al otro lado y se romantiza el propio. En una democracia debemos celebrar las diferencias de opinión. Debemos tener debates muy intensos. El problema es que no sirven para nada si nadie está escuchando. Con la polarización se pierde la capacidad colectiva de escucha.  

Es una amenaza que es muy sútil a veces en su inicio, pero si uno no le pone atención a esto va creciendo, porque su naturaleza es crecer. 

LSV – A veces tengo la percepción que, por lo menos en Colombia, existe mucha polarización en las élites pero en la población en general hay más consensos de lo que parece. ¿Se puede hablar aun así de polarización aunque su escala no sea tan grande?

MF- Sí, en la literatura se habla de la diferencia entre lo que llaman polarización de las élites y la polarización masiva.  Es cierto que en términos cuantitativos si la gran mayoría de la gente está en el medio, entonces los polos son marginales. Pero hay también un aspecto cualitativo, cuando se trata de un sistema político de gente que tiene micrófonos, que tiene mucha influencia sobre la opinión de los demás, si son periodistas, políticos, etcétera, Si ahí en esta élite existe polarización, sí o sí, por su influencia se transmite rápidamente. No hay que subestimar la polarización entre élites.

LSV – ¿Qué jalona la polarización?

M.F. – Los principales drivers dependen del contexto. Un driver en Colombia en este momento no es lo mismo que un driver hoy en Afganistán o mañana en Sudán o en Estados Unidos en tres meses. Los principales drivers son muy del contexto, en parte porque avanzan o retroceden en función de cierta fertilidad, por ejemplo, ciertas narrativas y cómo ciertas ansiedades sociales que pueden tener raíces históricas, ciertas referencias que pueden tener efectos devastadores en cuanto a la polarización en un lugar, no tienen nada de impacto igual por distintas razones. 

Es cierto que también hay unos drivers que son, podemos decir, universales. Tenemos un chip que puede producir la polarización, viene de nosotros. Pero la otra parte es que, por supuesto, de la que se habla mucho son las redes sociales. La polarización es un fenómeno milenario. Esto no es nuevo, pero sí es un factor agravante de la polarización.

LSV – Una vez que un país está polarizado, ya se queda polarizado o la polarización es algo que viene y va

M.F. –Para mí, definitivamente es algo de lo cual se puede salir. Yo suelo dar el ejemplo de Israel. Se puede superar la polarización por acciones internas, pero igual por eventos externos. El 6 de octubre del año pasado, Israel fue uno de los países más polarizados en el mundo. Sin duda, el 7 de octubre fue de los menos polarizados en el mundo. La superación de la polarización puede venir tanto de esfuerzos internos como de eventos externos.

LSV – En su paper sugiere varias soluciones para salir de la polarización. Comencemos con las intervenciones sobre los hechos y las narrativas. 

M.F. – Antes de responder a esa pregunta, debo enfatizar que es clave analíticamente para nosotros analizar en qué situación se encuentra mi sociedad o el sistema político del cual vivo. Sin arrancar con el contexto específico, uno puede aplicar mal las herramientas. Puedo precisar aquí, como una regla casi general, la idea de que si mi sistema político ya es muy polarizado entonces intervenir sobre los hechos -hacer factchecking- casi no afecta nada. Más bien vale la pena ver la utilidad de trabajar quizás en narrativas. 

LSV – Usted ha trabajado mucho en narrativas, pero para mucha gente es un término difícil de entender. ¿Cuál es la diferencia entre intervenir en los hechos e intervenir en las narrativas? 

M.F. – Tiene que ver con ciertas expresiones. Dichos que todos conocen, y que luego nos orientan. La idea de narrativas no es algo que existe fuera de nuestros cuerpos. No, literalmente, estamos permanentemente orientando nuestras acciones y nuestros problemas en función de ciertos dichos o relatos e historias que internalizamos y que nos orientan sobre nosotros y sobre los demás. No son hechos. Son creencias. Son cosas muy internalizadas. 

El apartheid en Sudáfrica fue una historia de opresión no de polarización. Pero una narrativa que se produjo muy famosa fue la idea de una nación arcoiris. Es una narrativa que usó Mandela y marcó la idea de una nación en la que cabían todos. No es un hecho. Es una narrativa para unir a una sociedad muy dividida, a punto de una guerra civil, y es un ejemplo de un buen uso de una narrativa

LSV – El presidente Petro tiene una narrativa frente al mundo empresarial, que suele describir como esclavistas versus esclavos. ¿Cómo interviene esa narrativa en el esquema que propone?

M.F. – Muchos piensan que si hay una narrativa como la de su ejemplo que no me gusta, entonces debo inventar otra narrativa que le gane. Paradójicamente, eso no funciona. Solo crea más conflicto, más fricción, puede producir péndulos. Según nuestros estudios, es mejor introducir narrativas distintas y crear lo que llamamos un ecosistema de múltiples narrativas que pueden coexistir: las que no me gustan, las que me gustan, las que se escuchan demasiado, las que se escuchan menos. Complejizar las cosas, en vez de pensar debemos ganar con eso y destrozar esta narrativa. 

LSV – ¿Cómo complejizar la narrativa que mencioné sobre los empresarios?

M.F. – Cuando hay una dominancia de dos narrativas, y todo se siente como debo estar con esta o con la otra y la realidad es mucho más compleja. Y hay en realidad gente que piensa diferente y grupos e instituciones que piensan diferente pero son invisibles. Entonces, se trata de hacer más visibles otras narrativas, otras voces para reducir un poco este efecto binario de narrativas. 

LSV – Usted también menciona en su paper algunas reformas estructurales que se pueden hacer para intervenir la polarización. ¿En un contexto como el colombiano, cuáles funcionarían?

M.F. – Si hay polarización hoy en Colombia, ¿cuáles son esos drivers? Si hace un buen diagnóstico de los drivers, ¿qué tenemos en nuestras estructuras, leyes, instituciones que está facilitando esto? 

LSV – Yo creo que tanto la izquierda como la derecha son fuerzas minoritarias en Colombia porque la mayoría de los colombianos se identifican como de centro. Entonces me parece que tanto la izquierda como la derecha intentan polarizar para poder dividir al centro. Frente a eso, ¿qué reforma estructural se le ocurre?

M.F. – Yo creo sinceramente que hay un muy buen sistema electoral en Colombia, pero igual hay ejemplos en los cuales por el diseño del sistema electoral se incentiva más a partidos políticos a irse por el centro de la opinión. Un ejemplo muy famoso de esto es en Indonesia donde hay, docenas o cientos de grupos étnicos. Entonces ellos organizaron su sistema electoral después de muchos años para producir partidos más centristas, por diseño electoral.

LSV – Más allá del sistema electoral, ¿en qué otros ejemplos de reforma estructural podría pensar Colombia para despolarizar?

M.F. – Otro ejemplo de diseño de ese tipo es la descentralización. En países donde hay una concentración del poder en un centro, normalmente eso favorece la polarización.  Es decir, en la medida en que hay una política pública de descentralización del poder, está probado que baja la polarización.

También hicimos un estudio sobre lo que se llaman desigualdades horizontales. Se puede, mediante reformas estructurales, reducir el odio que viene con las graves desigualdades entre grupos de la sociedad que existen horizontalmente.

El otro camino, que es el más obvio, es el diálogo y acercamiento entre grupos polarizados. Es importante como parte de la solución

LSV – Por último, usted dice que es clave que exista una red colaborativa para expandir el campo de conocimiento sobre la polarización. ¿Por qué es tan importante?

M.F. – Si uno acepta la premisa de que la polarización es un hiperproblema y una grave amenaza, uno necesita desarrollar una caja de herramientas. Yo creo que si no podemos lograr pronto más coherencia, más organización de las ideas y de los esfuerzos y viendo precisamente el crecimiento cada vez más rápido, en parte por las redes sociales como agravante y en parte porque eso es ya más universal como fenómeno, las herramientas están más a favor del lado del que quiere polarizar y no tenemos las personas y los grupos que quieren despolarizar.  A mi juicio, debemos entender este fenómeno con más precisión, para poder despolarizar con más capacidad y con más eficacia.

LSV – Marc, en función de esta idea de los acuerdos que nosotros queremos lograr en 15 años, cuáles serían tres consejos super básicos que uno debería incorporar en esos acuerdos con miras a la despolarización para lograrlos. Tiene que ser casi que un acuerdo previo para lograr discutir y llegar a acuerdos.

M.F. – Yo diría que, hablando de hechos, una parte sería establecer los hechos. Hacer sondeos, encuestas para medir la polarización para saber hasta qué punto hay apertura a pensar diferente; hasta qué punto hay un problema aquí de escucha, de apertura y tener datos. Entonces eso sería una primera parte. Porque tú tienes la sensación de que la mayoría de los colombianos son moderados, centristas y tal, pero igual sería quizás útil medirlo bien. 

Y entonces, eso, por un lado. Por el otro, Colombia tiene casi más experticia que cualquier otro país en el mundo en el tema de los diálogos improbables entre grupos, pero también dentro de grupos. Entonces esa herramienta siempre es clave, y siempre buscar ampliar los espacios para lograr diálogos sinceros con mucha metodología.

Una tercera, sería quizás el valor que puede tener hacer estudios comparados. Indagar un poco afuera también lo que puede ser pertinente e inspirarse un poco de otros contextos.

Originally published in La Silla Vacía.

María José Rodríguez González es una pasante del Instituto para las Transiciones Integrales (IFIT) en Ciudad de México, México.

María José está por terminar la licenciatura en Relaciones Internacionales en El Colegio de México, con su proyecto de tesis sobre la opresión que enfrentan las refugiadas afganas durante su proceso de solicitud de asilo. También es estudiante asociada en el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi).

Sus áreas de interés incluyen la seguridad y la paz internacional, la migración, la construcción de identidades y nacionalismos, y la filosofía política.

Idiomas de trabajo: inglés i español.

Laura María Manrique es pasante en el Institute for Integrated Transitions (IFIT) en Bogotá, Colombia, donde trabaja con el equipo de justicia transicional.

Antes de unirse a IFIT, Laura trabajó en proyectos relacionados con comunicación estratégica, derecho internacional y educación con enfoque de género.

Laura es estudiante de derecho y literatura en la Universidad de los Andes, Colombia. Sus áreas de interés incluyen la justicia transicional, los derechos humanos y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en Colombia.

Idiomas de trabajo: español e inglés.