Public Commentary / 31 October 2018
La seguridad no es solo para la guerra
Antes asociรกbamos la seguridad con la guerra, por eso nos cuesta pensar que es necesaria para la paz. La estabilidad del Acuerdo no solo depende de que no lo hagan trizas, sino tambiรฉn de que lo logren proteger de las amenazas que trae el posconflicto
Este texto fue escrito en coautorรญa con Juliรกn Arรฉvalo.
Como antes asociรกbamos la seguridad con la guerra, nos cuesta pensar que hoy es necesaria para la paz. Pero la estabilidad del Acuerdo no solo depende de que no lo hagan trizas, sino tambiรฉn de que lo logren proteger de todas las amenazas que suele traer el postconflicto.
Son varios las realidades que actualmente preocupan: grupos como el ELN, ahora fortalecido, el crecimiento de las disidencias de las Farc, las bandas criminales, los carteles mexicanos que actรบan en territorio colombiano, los cultivos ilรญcitos que han crecido a picos histรณricos y la situaciรณn de los lรญderes sociales que siguen siendo asesinados o amenazados.
No es una realidad รบnica a Colombia: tras procesos de paz como el de Irlanda del Norte, Sudรกn e incluso nuestro paรญs en negociaciones anteriores, surgieron nuevos grupos armados y se fortalecieron otros despuรฉs de la firma.
La situaciรณn actual, en todo caso, es alarmante. La cifra de disidentes de las Farc oscila entre 1.100 y 1.500, hay 25 estructuras en proceso de rearme, la guerrilla del ELN ya cuenta con mรกs de 1.700 hombres en armas y los cultivos de coca llegaron a la cifra mรกs alta desde que hay registros. La combinaciรณn de estos problemas es quizรกs el mayor obstรกculo para que se termine el conflicto armado.
Aรบn asรญ, la visiรณn de la seguridad hoy deberรญa ser distinta a la del 2002 y reconocer las diferencias entre los territorios de Colombia, entre los riesgos y en la manera como pueden verse afectados. Esta visiรณn deberรญa hacer uso de herramientas como las que ofrece el Acuerdo de Paz con las Farc y vincular a los ciudadanos para que participen mรกs activamente en su diseรฑo, se apropien de ella y ayuden a ponerla en marcha.
Desde el Instituto para las Transiciones Integrales reunimos las cinco recomendaciones principales al gobierno en materia de seguridad para la paz:
1. Cada territorio tiene necesidades distintas en seguridad
En algunas zonas donde operaban las Farc avanza la presencia del Estado, en otras ha crecido la presencia del ELN, de otros grupos armados o de disidencias de las Farc, o estรกn siendo disputadas por varios grupos. En el Pacรญfico, por ejemplo, hay 14 estructuras armadas asociadas a disidencias de las Farc, mientras que en Norte de Santander estรกn Los Pelusos, con cerca de 1.600 hombres, quienes recientemente han incursionado en el sur del Valle y en el norte del Cauca.
En cambio, en departamentos como el Cesar o regiones como el sur del Tolima, las condiciones de seguridad han permitido que avance la implementaciรณn de los acuerdos.
Por eso, el gobierno deberรญa darle una respuesta distinta a la situaciรณn y las amenazas de seguridad en cada territorio. En algunos casos habrรก que fortalecer la presencia militar y en otros la de una policรญa que trabaje de la mano con la ciudadanรญa.
2. La seguridad en el campo debe escuchar a la ciudadanรญa
Pensar la seguridad en el campo tiene muchos retos: dejar de lado la visiรณn urbana que ha predominado, entender las necesidades especiales de las zonas rurales, fomentar la convivencia y promover nuevas reglas de juego.
Se requiere pensar desde lo local. Esto significa que deben ser los alcaldes, gobernadores y la comunidad quienes identifiquen los problemas de seguridad de cada sector y la manera como pueden responderse. Cada comunidad tiene una visiรณn distinta de lo que su territorio requiere para el retorno de exguerrilleros, el acompaรฑamiento a las victimas o las amenazas de grupos ilegales de distintos tipos.
Para eso se podrรญan aprovechar las medidas que estรกn en el Acuerdo Final sobre garantรญas de seguridad y lucha contra las organizaciones criminales y el narcotrรกfico. Igualmente, podrรญan ponerse en marcha aquellas orientadas a la protecciรณn colectiva a las comunidades o los pactos regionales orientados a buscar la convivencia pacรญfica.
3. Atender las necesidades de los excombatientes de las Farc
Como resultado del proceso de paz con las Farc se desmovilizaron cerca de 11.384 miembros de la organizaciรณn (incluyendo milicianos y personas que estaban privadas de la libertad). Sin embargo, genera zozobra la situaciรณn de las disidencias, especialmente en Cauca, Nariรฑo, Guaviare, Caquetรก y Meta.
Colombia debe aprender de su experiencia de 15 aรฑos de trabajo en reincorporaciรณn, especialmente en apoyo psico-social y en el acompaรฑamiento a estas personas a crear nuevos proyectos de vida. Sin embargo, la realidad es que hoy todavรญa no existe un camino claro que identifique todos los elementos de la reincorporaciรณn en el tiempo y que atienda a las necesidades de los excombatientes de manera integral.
Si rรกpidamente los exguerrilleros de las Farc no cuentan con suficiente informaciรณn sobre su reincorporaciรณn econรณmica y su situaciรณn jurรญdica, serรก muy difรญcil que cuenten con la motivaciรณn y los incentivos suficientes para permanecer en la legalidad.
4. Atacar con fuerza a grupos armados y actividades ilegales
En el postconflicto, diferentes grupos tratan de arrebatarse los negocios ilรญcitos, lo que afecta el contexto social, econรณmico y de seguridad de las regiones y les impiden cualquier transformaciรณn que pueda venir por cuenta de la paz.
Los disidentes de las Farc, por ejemplo, se han concentrado en consolidar estructuras de financiamiento como el control de cultivos ilรญcitos y de las rutas de narcotrรกfico, la minerรญa ilegal y la recuperaciรณn de caletas no declaradas.
En el sur del paรญs, por ejemplo, las disidencias lideradas por Gentil Duarte estรกn involucradas en la negociaciรณn de cocaรญna con los carteles de Mรฉxico y Brasil. En el Meta, el cobro de extorsiones ha vuelto a ser un problema, y en Nariรฑo los enfrentamientos con el ELN dejaron hace poco 13 personas muertas en Magรผi Payรกn.
Por eso, cualquier estrategia debe complementarse con acciones fuertes para combatir las actividades ilegales que mantienen en vilo a las regiones. En particular frente al narcotrรกfico y lavado de activos, para controlar la comercializaciรณn e importaciรณn de insumos y precursores quรญmicos requeridos para la producciรณn de drogas, y contra la extorsiรณn, la minerรญa ilegal, el contrabando de gasolina y los ataques contra la infraestructura.
5. Cambiar el enfoque hacia el problema de los cultivos ilรญcitos
Durante los รบltimos 5 aรฑos las hectรกreas cultivadas de coca en el paรญs se han multiplicado por cuatro. En este tiempo se han cometido errores en la forma como se ha tratado el fenรณmeno, como la polรญtica fundada en subsidios a los cultivadores a cambio de su promesa de erradicar, la intermediaciรณn de las Farc en los compromisos entre las comunidades y el Estado, y una escasa inversiรณn en bienes pรบblicos rurales como las vรญas.
Esos esfuerzos aislados que ni controlan el crecimiento, ni ofrecen alternativas a las comunidades, evidencian la necesidad urgente de unificar las estrategias de erradicaciรณn y sustituciรณn de cultivos ilรญcitos, pensando en que estas sean a la vez efectivas, secuenciales, sostenibles en el tiempo y tengan en cuenta las caracterรญsticas diferentes que tiene cada territorio.
Es necesario que desde el gobierno se piense en polรญticas que combine incentivos y castigos. Esto puede ser, por un lado, pactando acuerdos de sustituciรณn con las comunidades afectadas y, por otro, haciendo uso de la erradicaciรณn forzosa cuando no se logre llegar a acuerdos, o cuando se pueda comprobar que el dueรฑo del cultivo no es un campesino sino un narco.
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Por รบltimo, y no por eso menos importante, el gobierno necesita enviarle un mensaje claro a la fuerza pรบblica frente a cuรกl es la polรญtica sobre la que se estรก trabajando y cuรกl su rol en el contexto actual, que incluya las transformaciones de la paz pero tambiรฉn la contundencia.
Que el gobierno de Duque le meta la ficha a la seguridad no quiere decir que va a hacer trizas el Acuerdo.